Molino do Pontillón

El “molino de o potillón” es el molino más moderno de todos cuantos comprenden este estudio del curso medio del río Loña y  de todo el municipio de O Pereiro de Aguiar. Por sus dimensiones y estructura, además de su uso, novedoso y singular es, a la vez, un ejemplo piramidal y un paradigma, y ello es debido a José Blanco Gil, padre del propietario D. José Blanco Pereira, quien lo utilizó y preparó dejándolo en el estado que hoy se encuentra.
El nombre por el que es conocido lo recibe por hallarse al lado del puente de hormigón construido en el primer tercio del siglo XX. El molino se encuentra en las inmediaciones de la cabecera del embalse de Cachamuíña.

Se accede a él por la carretera comarcal Ourense- Ponferrada, desde las inmediaciones del desvío hacia Vilar y Pereiro de Alén sobre la pared de la presa, punto en el que parte otro camino en dirección opuesta, hacia la izquierda, que se dirige hacia el puente por una fuerte pendiente. Por aquí se pasaba al otro lado a los pueblos de Recobío, Pereiro de Alén y  O Pereiro, además de Vilar, de la parroquia de San Salvador de Prexigueiró, desde Cachamuíña antes de hacer el embalse.

Es un molino de grandes dimensiones, que tiene una planta prácticamente trapezoidal, en la que la pared más pequeña es la de la fachada, hallándose las dos mayores en disposición transversal al cauce del río, lo que es llamativo por singular. Ello no es óbice para su funcionamiento,  pues el agua le llega por un canal paralelo al Loña. Su realización es de mampostería irregular con rejuntado exterior y posterior encintado con mortero de cemento blanqueado con cal, a excepción de la pared del río. Ésta es la parte de mayor volumen de edificación, con un muro de grandes dimensiones para salvar el gran desnivel. Los dos tercios restantes de la estructura del molino están construidos con grandes piedras de cantería asentadas en hiladas regulares.

La estructura de cubierta es casi rectangular con una armadura a cuatro aguas y teja curva del país sobre alero de madera, que se prolonga por el SE. de la fachada en un ancho porche, sobre dos horcones o pie derechos de madera de sección cilíndrica que se utilizaba como resguardo de los animales que eran empleados en la labor de transporte de los sacos de grano y harina. A ambos de la puerta, en las juntas, hay todavía herraduras en las que se ataban estos animales.

El agua llega al molino por un largo canal que discurre paralelo al río, por el este,  agua que capta unas decenas de metros más arriba. Es ancho pero poco profundo, y está hecho con mampostería unida con mortero.

En este molino ha molido el Sr. Blanco Gil hasta poco antes de su fallecimiento, a comienzos de 1997. Por ello dispone aún de “moega” y artesas.  También cuenta este molino con un sistema de producción de electricidad que utilizó para uso propio en otra industria que tenía y en su propia vivienda, situada al otro lado de la carretera.
Sabedor de valor excepcional del ejemplo para enseñanza, mostró en numerosas ocasiones a grupos de estudiantes el funcionamiento de ambos ingenios técnicos. Pero con su presencia transmitía, asimismo, algo impagable: su experiencia de viejo molinero e hijo de molinero, oficio que ya su tatarabuelo tenía también.