Molino de Orentino

Así se denomina este molino, nombre que recibe por ser el de su dueño. Pero también es conocido por el de molino “do Outeiro”, pues se ubica en las inmediaciones del lugar de este nombre, una pequeña elevación de terreno próxima en este paraje de llanura. Se halla cerca del lugar de Boeiros, el pueblo más al norte de la parroquia de Santa Marta de Moreiras. Desde la carretera local de Santa Marta hacia Loñoá do Camiño (o das olas), tras sobrepasar la salida del pueblo de Boeiros, se debe tomar una pista a mano izquierda, que es la que va en dirección a Cebreiros, y al llegar a la primera bifurcación, nos dirigimos hacia la derecha, por un estrecho camino desde el que se alcanza el molino. Desde Cebreiros llegaban hasta aquí para moler cruzando el monte de Rañoá, aunque debían cruzar el río por el paso del molino.

Se trata de un molino de planta rectangular ligeramente trapezoidal, paralelo al cauce del río, con las fachadas mayores en la dirección del curso solar, y entrada por el este.
En sus tres cuartas partes, está construido con mampostería concertada, compuesta con irregulares piezas más o menos prismáticas. La estructura del edificio se halla todavía en un estado que puede calificarse de bueno, si bien con matizaciones, pues en la parte más próxima a la entrada al tejado comienza a derruirse.

Ubicado en una finca privada, el acceso al molino se produciría posiblemente por el extremo de ella, al lado del muro de la colateral. Paralelo a su muro sur continúa, recto, en lo que parece un paso de carro hacia el otro lado del río. Pero es sin duda el paso por su singular puente lo que le da a este molino “do Outeiro” unas características especiales en el elenco que analizamos. Se trata de un largo paso de rasante horizontal, en forma de “ese”, que se acerca al molino por el lado NO. del Loña. A este lado del río, los vecinos de Cebreiros cruzaban por este puente de piedra, con ciclópeos pilares por base que salvan actualmente el cauce en número de dos, en los que se apoyan los tres tramos, losas de considerable tamaño que, del lado de Cebreiros, continúan en curva con otros dos más pequeños.

Y en su entorno: un paisaje de alisos, principalmente, y de grandes helechos, que crecen en las orillas y a los lados del puente, en los que vienen a posarse numerosas libélulas. Sobre sus losas, en medio del río y cubierto por la galería de hojas de los árboles ribereños, puede uno escuchar las voces de la vida, mirando hacia el molino, con las ranas en el remanso